Descripción
Los hombres y las mujeres hacen su propia historia, como explicó hace mucho tiempo Marx. Pero al hacer la historia no son agentes libres como imaginan los idealistas. Si Stalin no hubiera existido, otra figura habría ocupado su lugar. La diferencia habría sido la intensidad, pero el resultado general no habría sido diferente. Una vez que la revolución rusa había quedado aislada en condiciones de atraso extremo, el proceso de degenración era algo inevitable.
La bandera de Octubre quedó ensuciada y ensangrentada por la contrarrevolución política estalinista. La tarea de la nueva generación es limpiarla, eliminar toda la suciedad acumulada y elevarla bien alto. Las verdaderas tradiciones de Octubre son la única forma de hacer avanzar a la clase obrera. A aquellos cobardes y apocados que intentan decir que la clase obrera ya no está dispuesta a luchar por su emancipación les respondemos con las palabras de Galileo:
¡Eppur si muove! ¡Y sin embargo se mueve!